Los Siete Principios Herméticos
Desde el antiguo Egipto han venido las enseñanzas fundamentales y secretas que tan fuertemente han influido en los sistemas filosóficos de todas las razas y de todos los pueblos, durante centurias enteras. El Egipto, la patria de las pirámides y de la Esfinge, fue la cuna de la Sabiduría Secreta y de las doctrinas místicas.
Todas las naciones han sacado las suyas de sus
doctrinas esotéricas, La India, Persia, Caldea, Media, China, Japón, Asiría, la
antigua Grecia y Roma, y otros no menos importantes países, se aprovecharon
libremente de las doctrinas formuladas por los hierofantes y Maestros de la
tierra de Isis, conocimientos que solo eran transmitidos a los que estaban
preparados para participar de lo oculto.
Fue también en el antiguo Egipto donde vivieron los grandes adeptos y Maestros que nadie después ha sobrepasado
en las centurias que han transcurrido desde los tiempos del Gran Hermes. El
Egipto fue la residencia de la Gran Logia de las fraternidades místicas.
Por
las puertas de su templo entraron todos los neófitos que, convertidos más tarde
en Adeptos, Hierofantes y Maestros, se repartieron por todas partes, llevando
consigo el precioso conocimiento que poseían y deseando hacer partícipe de él a
todo aquel que estuviera preparado para recibirlo. Ningún estudiante de
ocultismo puede dejar de reconocer la gran deuda que tiene contraída con
aquellos venerables Maestros de Egipto.
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